viernes, 9 de marzo de 2018

Il mondo della luna en el Palau de les Arts - 8 de marzo de 2017



Ayer quedó demostrado que una buena dirección escénica puede salvar toda una representación. Se estrenaba en el Palau de les Arts Il mondo della luna de Haydn. Durante todo el día me había asaltado la duda sobre si, dada la jornada reivindicativa que vivíamos ayer, tendríamos o no función de ópera esa tarde, el personal, orquesta y cantantes no se sumaron a la huelga pero  antes del comienzo de la función dos miembros que dijeron pertenecer a  la comisión de igualdad del Palau de les Arts leyeron un comunicado en defensa de los derechos de la mujer y contra la violencia machista. La verdad es que me daba mucha pereza aguantar una ópera de Haydn que se me había atragantado tres veces al intentar escucharla en casa, más todavía al ver la duración que marcaba el programa de mano, 2 horas y 50 minutos, y la pereza estaba justificada, aunque la ópera tiene algún aria, dúo o número de conjunto de grata escucha y momentos orquestales muy interesantes y disfrutables en conjunto es muy pesada y monótona. Los cantantes que, salvo la intérprete de Lisetta, pertenecen al Centro de Perfeccionamiento se movieron dentro de un nivel de corrección general, sin que hubiera grandes pifias y sin que nadie destacara especialmente, la dirección también me pareció correcta, muy divertida la intervención de parte del Cor de la Generalitat, precisamente fue el director de escena, Emilio Sagi, el principal responsable de que esto fuera así. Su propuesta es muy imaginativa y, aunque traslada la acción a momentos recientes, muy fiel al libreto de Goldoni, no chirría en ningún momento, destaca sobre todo la escenografía que ha preparado Daniel Bianco para los actos segundo y tercero, con una gran escalinata que se despliega al final del primer acto y que da lugar a la irrupción de un mundo lunático de fantasía que recuerda al musical o la revista, plagado de momentos imaginativos y divertidos, como esos boys del coro bajando las escaleras y toda una serie de recursos inagotables (globos negros cayendo del cielo, bolas de discoteca, sillas de corazones, labios o piernas...). Estupendos también junto a dirección escénica de Sagi y coreografía de Nuria Castejón,  el colorista vestuario de Peja Ojanguren y la iluminación de Albert Faura. La inteligencia al servicio de la ópera. 

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